31 de marzo de 2011

Enseñémosles valores a nuestros hijos

¡Estoy indignada! Cada mañana tomo el tren que va en dirección a la Universidad, un tren lleno de jóvenes estudiando, hablando, riendo…  pero también de gente de otras edades.

Cuando veo una persona mayor, embarazada o en cualquier estado que valoro que merece estar sentada más que yo, le cedo el asiento sin dudarlo. Pero ahora tengo un esguince en el pie y al detectar estas personas miro a mí alrededor y me indigno, a no ser que haya gente latinoamericana acaba cediendo su asiento la del esguince.

Pero ¿qué ha pasado? ¿Era mi madre la excepción y me enseñó lo que las otras madres no enseñaban? Me niego a pensar que tantos jóvenes sean conscientes de que no están cediendo su asiento a quién lo necesita.

¡Aprendamos de ello! ¡Enseñémosles los valores a nuestros hijos! ¡Prediquemos con el ejemplo! Y si alguien no cree en esos valores, si alguien no cree en la solidaridad, en la empatía, etc. que lo haga por egoísmo, como una inversión de futuro, para que cuando se haga mayor, le fallen las piernas, se canse en seguida y le cueste mantenerse de pie, algún joven le ceda el asiento sin dudarlo.